El concepto de Comunidad Compasiva se convirtió en una práctica en Brasil como resultado de las iniciativas de Alexandre Silva, profesor de la Universidad Federal de São João Del Rey, en Minas Gerais, después de haber introducido los cuidados paliativos en las favelas Rocinha y Vidigal, en Río de Janeiro.
Teniendo en cuenta las necesidades de salud de la población local y considerando que los cuidados paliativos requieren un equipo multidisciplinar, Alexandre buscó profesionales de salud para participar de su proyecto. Son enfermeros, médicos, terapistas ocupacionales, dentistas, asistentes sociales, psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, educadores físicos y capellanes, todos voluntarios, de diferentes ciudades de Brasil, que se reúnen para visitas mensuales a los pacientes.
La iniciativa tiene en cuenta los vínculos comunitarios y cuenta con la participación de miembros de la propia comunidad. Los residentes que ya cuidaban espontáneamente a sus vecinos ahora reciben capacitación y recursos para desempeñar de manera más eficaz el papel de cuidadores voluntarios. Acompañan, apoyan y brindan ayuda, buscando minimizar el sufrimiento de los pacientes en las dimensiones física, psicológica, social y espiritual. También están atentos a las necesidades de medicamentos, alimentos y material de higiene, interactuando con el sistema de salud pública local.
“El motor del proyecto es la compasión”, explica Alexandre, que considera que el acto de cuidarse unos a otros es natural del ser humano y las Comunidades Compasivas son una vía viable para que la propia sociedad genere cambios, llevando a los Cuidados Paliativos. y una mejor calidad de vida para los pacientes atendidos en los lugares más necesitados.